24 jul 2013

Mis amigos...

















Son todos los que están, aunque no están todos los que son. Y sí son mis amigos. 

Desde siempre la amistad, en todo su contexto es un pilar importante en mi vida. Me llama la atención la gente que dice que tiene un reducido grupo de amigos. Que afirma que la amistad verdadera es de unos pocos y no puedo estar más en desacuerdo.

Mi vida me ha demostrado que sí se puede confiar, que sí se puede contar, que sí se puede esperar y sí nos podemos entregar, siempre y cuando sepamos quien es la persona que tenemos delante. 

Saber elegir a los amigos es un aprendizaje. Y saber cuidarlos también. Aveces cometemos el error de pedir por igual y en la misma medida a todos nuestros amigos. Yo también lo hacia y hablo en pasado porque para mi la amistad era mi valor más preciado y primario, anteponiendo todo por ella, sin entender, ni comprender, que mi valoración no podía ser igualada por los demás. A esta reflexión llegue demasiado joven. Tendría unos 18 años. Justo cuando el amor y el cariño me faltaba a borbotones y pensaba que la amistad se compraba. Craso error. Aprender esta lección tan pronto fue uno de los mejores escarmientos que me ha dado la vida.

Aprender a desprenderse de compañeros de viaje es practicar el arte de conocerse uno mismo. Uno se descubre en la soledad mas profunda y en el eco de su propia voz. Escucharnos en ese silencio absoluto requiere grandes dosis de valentía. Y ser consecuente con lo que escuchamos requiere aún mas coraje.

Haciendo un Kit Kat. Las enfermeras del Hospital de día nos denominan "valientes" a todos los que pasábamos diariamente a hacernos tratamientos de quimioterapia. Yo siempre les dije que vivir la vida con quimioterapia y sin ella es de "valientes". ¿Quien a lo largo de su vida no necesita armarse de fuerza, quien no se enfrenta o tiene momentos donde el esfuerzo o la excelencia en algo se hace imprescindible? Vivir la vida en si es de valientes. Saber elegir amigos es parte de esa valentía. Y saber ser amigo es una osadía realmente gratificante. Estoy convencida de ello.

Sigamos desprendiéndonos. No descubriré nada nuevo si digo que en la medida que vamos evolucionando vamos dejando y vamos cogiendo. Aunque cada uno lo haga en ritmos distintos. La necesidad de colmar nuestras inquietudes nos hace impetuosos en algunos tramos de nuestra vida y eso gestionado desde el crecimiento personal es bueno aunque parezca lo contrario. No hay que quedarse parado, no hay que esperar a que sucedan cosas sin movernos. A veces ir contracorriente se convierte en una aventura con final feliz.

La anécdota del mes de julio del 2012 se la lleva una llamada. Desde el momento que salí del hospital esperando la fecha de mi operación, me dediqué a hacer mis "deberes" de arreglar mi vida. Y en eso andaba yo aquella tarde de lunes cuando recibí aquella llamada. Unas amigas habían quedado con sus maridos a cenar en un restaurante cerca de mi casa y me invitaban a unirme a la velada ese próximo jueves. Fue tal la insistencia,tal la necesidad de mi presencia, que a pesar de tener una tarde intensa con dos sesiones de coaching y finalizar sobre las 22:00 asistí a mi invitación sabiendo desde el minuto uno que había "gato encerrado".

Soy afortunada, siempre lo he dicho. Y cuando aquel jueves me dirigí al restaurante para compartir una velada con dos matrimonios, me encontré a mi grupo de amigas, las de siempre, las que te acompañan desde la adolescencia junto a las que se unen en tramos posteriores de una vida. Allí estaban todas, junto a "mi hermana" Mariela (es mi prima aunque para mi es mucho mas que eso) con el único fin de darme, darnos a ella y a mi, un mensaje. "No estás sola, no digas nada. Ya lo hemos organizado todo y junto a Mariela iremos a cuidarte por turnos al hospital. No puedes negarte. Simplemente tienes una cosa que hacer. Dejarte querer".

Durante 11 días estuve 24h acompañada en todo momento. Hicieron turnos de ocho horas. Como los turnos del hospital. Dejaron por unas horas, sus trabajos, sus familias, sus quehaceres. Pasaron sus noches, sus tardes y sus días conmigo. Me acompañaron en mis heridas, dolores, complicaciones. Me cuidaron, me lavaron y me dieron de comer. Yo simplemente tuve, que dejarme querer.

Este detalle fue de una parte de mis amigos. Otros me han aportado otras cosas. Otros estuvieron en otros momentos, que seguramente iré desvelando en este rincón. Cada uno a su manera ha estado a mi lado. Incluso los amigos que están en la distancia. Sé que están ahí. 

Así son mis amigos. Mis amigos me conocen y yo les conozco a ellos. Cada uno de los que veis en esa foto, me aporta cosas distintas. Todos me han dado y a todos he entregado. No es importante lo que me ofrecen sino que cada uno de ellos cubre un hueco en mi vida. Estamos. En la distancia y en la frecuencia. En las cosas buenas y en las que vienen torcidas. Cada vez que recibo una llamada y leo sus nombres en mi teléfono surge inevitablemente una sonrisa en mi cara. Se que al descolgar me llevaré algo, una conversación, un momento, una noticia, un sentimiento, un te necesito, un instante, que antes de que sonara, no tenia.

Así son mis amigos.
¿Lo entendéis ahora? 
Soy afortunada.

4 comentarios:

  1. Maravilloso "relato" Begoña. Lo voy leyendo, y según avanzo pienso... de donde te viene tanta sabiduría?, luego reconozco que nos viene del mismo sitio, yo lo se. Pero... pocas veces somos capaces de transmitir estas cosas en el "face to face".
    Me sigues emocionando y sorprendiendo, me queda tanto por descubrir de ti, que creo que te voy queriendo otro poco más cada día a través de estas letras, las de este blog.
    Somos afortunadas! cada una de las personas de esa foto por muchas razones y una de ellas es porque te tenemos en nuestra vida.

    Por cierto... que fántastica foto!!! se merece estar colocada en este blog de "Ama la vida, toda la vida".

    Te quiero amiga

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    1. Gracias¡ Gracias¡ Gracias¡ Marta con una palabra te lo digo todo.

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  2. Precioso Begoña!! Gracias por compartir tu realidad y un orgullo formar parte de esta foto. Un Abrazo fuerte!!

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    1. El lujo es reciproco Rosa. como bien dices, es mi realidad. solo mia, aunque como todo relato si ayuda a crear un solo instante de paz a alguien que pase por una experiencia parecida, estas lineas habrán tenido sentido.

      Un abrazo mas fuerte para ti. Bsos

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